El autocar nos deja junto a la fachada de La Natividad, donde comenzaremos nuestra visita a la SAGRADA FAMILIA.


La fachada de la Natividad es la única parte del templo directamente construida por Gaudí. Cuando Gaudí muere en 1926 sólo la torre de San Bernabé estaba totalmente acabada y las otras tres muy adelantadas.
La fachada de la Natividad de la Sagrada Familia ha sido recientemente declarada "PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD" por la UNESCO.
Está formada como las otras fachadas por cuatro campanarios de planta cuadrada en su base, que pasa a ser cilíndrica cuando llegan a la cuarta parte de su altura. Más arriba, van adoptando un perfil parabólico hasta convertirse en un pináculo que corona cada una de las torres.
Los tres espacios que quedan entre las aristas, están ocupados por tres portales que en conjunto constituyen el pórtico.


Al estar dedicada al acontecimiento gozoso del nacimiento de Jesús, esta fachada presenta una decoración exultante donde todos los elementos son evocadores de la vida. Se centra en la faceta más humana y familiar de Jesús, con una amplia profusión de elementos populares, como herramientas y animales domésticos. Orientada al levante (nordeste), está dividida en tres pórticos, dedicados a las virtudes teologales: de la Esperanza a la izquierda, de la Fe a la derecha, y de la Caridad en el centro, con la Puerta de Jesús y rematada por el Árbol de la Vida. La fachada culmina con las torres-campanario dedicadas a San Matías, San Judas Tadeo, San Simón y San Bernabé. Fue construida entre 1894 y 1930. La escultura original es de Carles Mani, Llorenç Matamala y Joan Matamala, con aportaciones posteriores de Jaume Busquets, Joaquim Ros i Bofarull y Etsuro Sotoo, el último que trabajó en la fachada, que dio por finalizada el año 2000.


Los pórticos están separados por dos grandes columnas: la de José entre el pórtico de la Esperanza y el de la Caridad, y la de María, entre el pórtico de la Caridad y el de la Fe. En la base de las columnas está representada una tortuga (una de tierra y una de mar) como símbolo de lo inalterable en el tiempo; los fustes crecen en espiral, mientras que los capiteles son en forma de hojas de palma, de las que surgen racimos de dátiles cubiertos de nieve (por el invierno, fecha de la natividad de Jesús), que dan apoyo a dos ángeles con trompetas que anuncian el nacimiento de Jesús. En contraste con las tortugas, a ambos lados de la fachada se situaron camaleones, símbolos del cambio. En el proyecto original de Gaudí esta fachada debía estar policromada, pintando de diversos colores las arquivoltas de los tres pórticos; así, todas la estatuas habrían sido pintadas, tanto las de figuras humanas como las de flora y fauna y demás objetos.


Pórtico de la Caridad
Es el mayor de los tres, y está dedicado a Jesús. Simulando ser el Portal de Belén, desarrolla una serie de escenas sobre el nacimiento de Jesús: la Anunciación, la Adoración de los Reyes, la Adoración de los pastores y la Coronación de María; las dos Adoraciones son obra de Ros i Bofarull (1981-1982). También encontramos la estrella de Belén y los signos del Zodíaco, dispuestos como estaban la noche que nació Jesús, así como ángeles músicos (con instrumentos clásicos: arpa, fagot, violín; y populares: guitarra, pandereta y gaita), el cordero como símbolo de inocencia, el perro como símbolo de fidelidad y las 59 cuentas del rosario rodeando el ventanal. En el dintel de las puertas figura la inscripción Gloria in excelsis Deo et in terra pax hominibus bonae voluntatis.
En la Puerta de Jesús destaca el gran pilar con el árbol genealógico de Jesús; en su base está la serpiente mordiendo la manzana, símbolo del pecado original, y sobre el capitel se sitúa el grupo del Nacimiento, obra de Jaume Busquets (1958). El Coro de ángeles niños, destruido en la Guerra Civil, ha sido realizado de nuevo por Etsuro Sotoo. Los ángeles sostienen una inscripción que dice: Jesus est natus. Venite, adoremus, ante cuyo mensaje los pájaros van el pie de la cuna, según el villancico popular catalán El cant dels ocells (El canto de los pájaros).
El pórtico culmina en el Árbol de la Vida, que representa el triunfo de la vida y el legado de Jesús. Aquí encontramos el anagrama de Jesús con las letras JHS (de Jesuchristus, o de Jesus Hominum Salvator, Jesús Salvador de la Humanidad), en una cruz griega, con las letras griegas alfa y omega, como símbolo del principio y el fin. Está rodeado de ángeles incensarios y ángeles portadores del pan y el vino, símbolo de la Eucaristía. Sobre el anagrama encontramos un pelícano, primitivo símbolo cristiano que representa igualmente la Eucaristía, con un huevo símbolo del origen y la plenitud de la vida y la Naturaleza. En sentido ascendente se hallan dos escaleras como ascensión a Dios, y un ciprés que simboliza la vida eterna, con un grupo de palomas que representan los fieles que acuden a Dios. Por último, encontramos una representación de la Santísima Trinidad, con la letra griega tau, inicial del nombre de Dios en griego (Theos), la X de Jesús (por la letra griega ji, inicial de Cristo en griego) y la paloma del Espíritu Santo.


Gaudí evolucionó de un primer proyecto gótico hacia un estilo personal, orgánico, inspirado en las formas de la naturaleza: para librarse de los contrafuertes góticos, ideó el uso de columnas en forma de tronco de árbol, que permiten descargar el peso de las cubiertas directamente en el suelo, solución práctica a la vez que estética, ya que convierte el interior de las naves del templo en un espacio orgánico que semeja un bosque. En 1987 se inició la cimentación de las naves; en 1997 se completaron las bóvedas laterales y se empezó la central, finalizada en 2010.


El templo tiene planta de cruz latina, con cinco naves de 90 metros de longitud, y crucero de tres naves de 60 metros; la nave central tiene un ancho de 15 metros, y 7,5 las laterales, haciendo un total de 45 metros; ancho del crucero, 30 metros. La altura es de 45 metros en las bóvedas de la nave central y 30 en las laterales, mientras que las del cimborio central llegan a los 60 metros. Gaudí estructuró toda la planta en base a un módulo fundamental de 7,5 metros, que para él era la medida del «árbol-hombre» ideal, la proporción perfecta dada por la naturaleza. Ya los griegos establecieron una medida estándar del cuerpo humano donde la cabeza sería 1/7 o 1/8 del total; así, 7,5 es la media entre ambos. Vemos así que la longitud del templo son 90 metros (7,5 x 12), la del crucero 60 (7,5 x 8), la anchura del templo 45 (7,5 x 6), la del crucero 30 (7,5 x 4), y que la altura total del edificio –en la torre de Jesús– es de 180 metros (7,5 x 24).


El ábside es lobulado, con deambulatorio entorno del presbiterio. Las naves laterales contienen las cantorías para los coros. El templo contiene un total de 36 columnas, que oscilan entre 11,10 y 22,20 metros de altura, con bases de polígonos estrellados de varios lados según su ubicación: 6 (naves laterales), 8 (nave central), 10 (torres de los Evangelistas), 12 (torre de Jesús). Los materiales de construcción varían de la piedra de Montjuïc al granito, basalto o pórfido.
Las bóvedas son hiperbólicas, construidas con baldosas de mosaico veneciano. Gaudí utilizó la técnica de la bóveda catalana o bóveda tabicada, que consistía en la superposición de varias capas de ladrillos con argamasa. Las cubiertas son de forma piramidal, coronadas por una linterna y un farol. Los ventanales están pensados para distribuir una iluminación suave y armónica, creando un efecto de recogimiento, y tienen forma geométrica abstracta. Gaudí realizó profundos estudios acústicos y lumínicos para conseguir una perfecta sonoridad e iluminación en el interior del templo. Asimismo, diseñó las lámparas, mobiliario y objetos litúrgicos de la Sagrada Familia: armarios de sacristía, bancos de los oficiantes, faldistorios, púlpitos, confesonarios, tenebrarios, atriles, cirios pascuales, etc.


La fachada de la Gloria será la más grande y monumental; es la fachada principal, la que da acceso a la nave central. Las obras comenzaron en 2002. Dedicada a la Gloria celestial de Jesús, representa el camino ascensional a Dios: la Muerte, el Juicio Final y la Gloria, así como el Infierno, para todo aquel que se aparta del dictado de Dios. Gaudí esbozó tan sólo las líneas generales de esta fachada, ya que era consciente de que no la haría él en vida, sino los que continuasen su obra:
“El fragmento de maqueta de los campanarios de la fachada principal no lo completaré ni lo desarrollaré. He decidido dejarla sólo programada para que otra generación colabore en el templo, como repetidamente se ve en la historia de las catedrales, cuyas fachadas no sólo son de otros autores, sino también de otros estilos”.
Para acceder al Pórtico de la Gloria habrá una gran escalinata con una terraza donde se situará el Monumento al Fuego y al Agua, con un gran tedero con fuego, en representación de la columna de fuego que guió al pueblo elegido, y un surtidor de agua, con un chorro de 20 metros de altura que se dividirá en cuatro cascadas, simbolizando los ríos del paraíso terrenal y las fuentes de agua viva del Apocalipsis.
La escalinata creará un paso subterráneo en la calle Mallorca, que representaría el Infierno y el vicio, y estaría decorado con demonios, ídolos y falsos dioses, cismas, herejías, etc. También figurará el purgatorio, y la muerte representada en sepulcros situados en el suelo del porche. En representación de la condena al trabajo sufrida por el hombre tras el pecado original, figurarán en un soportal de la fachada principal representaciones de diversos oficios: sastre, zapatero, albañil, panadero, herrero, alfarero, carpintero, etc. Por medio del trabajo y cultivando la virtud, el hombre puede alcanzar la Gloria, a través de la redención y por intermediación del Espíritu Santo. Así, el pórtico tendrá siete grandes columnas dedicadas a los siete dones del Espíritu Santo; en sus bases aparecerán los siete pecados capitales, y en los capiteles las siete virtudes.


El Templo dispone de numerosas vidrieras en sus ventanales, de las que destacan las elaboradas por el vidriero catalán Joan Vila i Grau utilizando cristal de distintos colores para representar temas variados. Las vidrieras de los transeptos fueron las primeras en colocarse siguiendo la idea original de Gaudí. La vidriera principal del transepto de la fachada de la Pasión simboliza la Resurrección, y las vidrieras laterales y las de la nave principal a los santos y santuarios. La Jerusalén Celestial está representada con el Cordero, el árbol de la vida, los frutos del Espíritu Santo, ángeles, pájaros, ramas y hojas (palma como símbolo de martirio y laurel como símbolo de inteligencia). En los ventanales de las naves laterales figuran las parábolas de Jesús: Yo soy la luz, la verdad y la vida, Yo soy la Resurrección, Yo soy la fuente de agua viva, Yo soy la vid, Yo soy el buen sembrador, Yo soy el buen pastor. Los ventanales de la nave central carecen de colorido, ya que se realizaron con cristales claros para simbolizar la pureza y permitir una mayor entrada de luz.


Fachada de la Pasión.
La fachada de la Pasión se empezó a construir en 1954 según los dibujos y explicaciones que había dejado Gaudí; las torres se acabaron en 1976, y desde entonces se trabaja en la decoración escultórica.
Gaudí proyectó esta fachada durante una convalecencia por unas fiebres de Malta en Puigcerdà, en 1911.56 Dedicada a la Pasión de Jesús pretende reflejar el sufrimiento de Cristo en su crucifixión, como redención de los pecados del hombre. Por ello concibió una fachada más austera y simplificada, sin ornamentación, donde destacase la desnudez de la piedra, semejando un esqueleto reducido a las líneas simples de sus huesos. Tan sólo figuran los grupos escultóricos del ciclo pasional de Jesús, obra de Josep Maria Subirachs, que ideó un conjunto simple y esquemático, con formas angulosas que provocan un mayor efecto dramático. Subirachs realizó su obra entre 1987 y 2009.
El propio Gaudí describía su concepción de la fachada de la Pasión de la siguiente manera:
“Alguien encontrará esta puerta demasiado extravagante; pero yo querría que haga miedo, y para conseguirlo no ahorraré el claroscuro, los motivos entrantes y salientes, todo lo que resulte de más tétrico efecto. Es más, estoy dispuesto a sacrificar la misma construcción, a romper arcos y a cortar columnas para dar idea de lo cruento del Sacrificio”.
Orientada al poniente (suroeste), la fachada está sostenida por seis grandes columnas inclinadas, que semejan troncos de secuoya, sobre las que se emplaza un gran frontón de forma piramidal constituido por 18 columnas en forma de hueso, rematado por una gran cruz con una corona de espinas. Las torres están dedicadas a los Apóstoles Santiago el Menor, Santo Tomás, San Felipe y San Bartolomé.
La fachada de la Pasión tiene tres pórticos igualmente dedicados a la Fe, Esperanza y Caridad, donde destacan las puertas de bronce creadas por Subirachs. El pórtico central –de la Caridad– tiene dos puertas dedicadas al Evangelio, con los textos evangélicos que narran los últimos días de Jesús, separadas por un parteluz con las letras griegas alfa y omega, como símbolo del principio y el fin. Frente a las Puertas del Evangelio se sitúa la columna de La Flagelación, que sustituye la cruz inicialmente prevista por Gaudí; por ello, Subirachs dividió la columna en cuatro bloques, simbolizando las cuatro partes de la cruz.
Tiene cinco metros de altura, y está realizada en mármol travertino. Otros detalles destacados de la columna son: el nudo, que simboliza las torturas sufridas por Jesús; el fósil, hallado en el bloque de mármol según Subirachs, y que tiene forma de palmera, símbolo del martirio; y la caña que los soldados dieron a Jesús en vez del cetro real, como símbolo del escarnio sufrido por el Redentor. Los tres escalones simbolizan los tres días que transcurrieron hasta la resurrección.


Las Torres de la Sagrada Familia:
Las torres son de perfil parabólico, y tienen distintas soluciones según su tipología: las de los apóstoles están rematadas por pináculos de mosaico veneciano policromado con escudos con la cruz y unas esferas blancas, que simbolizan la mitra episcopal; también figuran el anillo y el báculo episcopales, así como la letra inicial de cada apóstol. Igualmente se encuentran diversas inscripciones como Hosanna, Excelsis y Sanctus, Sanctus, Sanctus, repetido tres veces por la Santísima Trinidad (el del Padre en color amarillo, por la luz; el del Hijo de color rojo, símbolo del martirio; y el del Espíritu Santo de color naranja, síntesis de los otros dos).53 Al parecer, para los pináculos de las torres Gaudí se inspiró en los tallos de una planta denominada uñas de gato (sedum nicaeensis). Cada torre lleva inscrito el nombre en latín y la palabra Apostolus junto con una escultura del apóstol que representa. Asimismo, cada apóstol está relacionado con una constelación zodiacal.


Las Escuelas de la Sagrada Familia es un edificio construido en 1909 por el arquitecto modernista español Antoni Gaudí, situado en el recinto del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, en Barcelona. Era un pequeño edificio destinado a escuela para los hijos de los obreros que trabajaban en la Sagrada Familia, aunque atendió a otros niños del barrio, especialmente de clases poco favorecidas. Gaudí lo edificó en el terreno destinado a la fachada de la Gloria, que se preveía estaría libre durante bastante tiempo todavía.
Se realizó por encargo de la Asociación de Devotos de San José que presidía Josep Maria Bocabella, fundador del templo de la Sagrada Familia. Su principal promotor fue mosén Gil Parés, primer párroco de la Sagrada Familia, que fue director de la escuela hasta 1930. En principio se siguió el método pedagógico de Andrés Manjón, fundador de las Escuelas del Ave María de Granada, pero desde 1915 se aplicó el método Montessori.


Las Escuelas fueron inauguradas el 15 de noviembre de 1909 por el obispo de Barcelona, Juan José Laguarda y Fenollera.


EL MUSEO
La Sagrada Familia cuenta con un espacio habilitado como Museo, situado en el sótano del templo, en la parte inferior correspondiente al crucero, donde antiguamente se ubicaban los talleres. Inaugurado el 29 de junio de 1961, muestra planos y dibujos originales de Gaudí, maquetas del templo y diversos objetos relacionados con el proyecto, destacando los muebles litúrgicos diseñados por Gaudí. También destaca la maqueta polifunicular invertida de cordel y pesos para calcular la estructura del edificio y diseñar la forma de la iglesia de la Colonia Güell a escala 1/15, en la que se basó Gaudí para muchas de las soluciones estructurales de la Sagrada Familia.


El Museo cuenta igualmente con una sala dedicada a los colaboradores del arquitecto, así como una de audiovisuales. Además de las muestras referentes a la Sagrada Familia también se exhiben distintos objetos, planos, dibujos y fotografías sobre las diversas obras de Gaudí, así como testimonios biográficos del arquitecto. También se realizan exposiciones temporales dedicadas a distintos aspectos del proyecto gaudiniano.
Igualmente, se ha habilitado el espacio formado por las Escuelas de la Sagrada Familia, recientemente instaladas en un lateral de la fachada de la Pasión, para exposición dedicada principalmente a las múltiples soluciones estructurales ideadas por Gaudí, con especial énfasis en los estudios geométricos realizados por el arquitecto.

Finalizada la visita a la Sagrada Familia y mientras esperamos la llegada del autocar, realizamos la típica fotografía de Grupo, ante la majestuosidad del espectacular edificio diseñado por el Arquitecto Antonio Gaudi.
Antoni Gaudí i Cornet (Riudoms o Reus, 25 de junio de 1852 – Barcelona, 10 de junio de 1926) fue un arquitecto español, máximo representante del modernismo catalán.
Gaudí fue un arquitecto con un sentido innato de la geometría y el volumen, así como una gran capacidad imaginativa que le permitía proyectar mentalmente la mayoría de sus obras antes de pasarlas a planos. De hecho, pocas veces realizaba planos detallados de sus obras; prefería recrearlos sobre maquetas tridimensionales, moldeando todos los detalles según los iba ideando mentalmente. En otras ocasiones, iba improvisando sobre la marcha, dando instrucciones a sus colaboradores sobre lo que tenían que hacer.
Dotado de una fuerte intuición y capacidad creativa, Gaudí concebía sus edificios de una forma global, atendiendo tanto a las soluciones estructurales como las funcionales y decorativas. Estudiaba hasta el más mínimo detalle de sus creaciones, integrando en la arquitectura toda una serie de trabajos artesanales que dominaba él mismo a la perfección: cerámica, vidriería, forja de hierro, carpintería, etc. Asimismo, introdujo nuevas técnicas en el tratamiento de los materiales, como su famoso “trencadís” hecho con piezas de cerámica de desecho.
Después de unos inicios influenciado por el arte neogótico, así como ciertas tendencias orientalizantes, Gaudí desembocó en el modernismo en su época de mayor efervescencia, entre finales del siglo XIX y principios del XX. Sin embargo, el arquitecto reusense fue más allá del modernismo ortodoxo, creando un estilo personal basado en la observación de la naturaleza, fruto del cual fue su utilización de formas geométricas regladas, como el paraboloide hiperbólico, el hiperboloide, el helicoide y el conoide.
La arquitectura de Gaudí está marcada por un fuerte sello personal, caracterizado por la búsqueda de nuevas soluciones estructurales, que logró después de toda una vida dedicada al análisis de la estructura óptima del edificio, integrado en su entorno y siendo una síntesis de todas las artes y oficios. Mediante el estudio y la práctica de nuevas y originales soluciones, la obra de Gaudí culminará en un estilo orgánico, inspirado en la naturaleza, pero sin perder la experiencia aportada por estilos anteriores, generando una obra arquitectónica que es una simbiosis perfecta de la tradición y la innovación. Asimismo, toda su obra está marcada por las que fueron sus cuatro grandes pasiones en la vida: la arquitectura, la naturaleza, la religión y el amor a Cataluña.
La obra de Gaudí ha alcanzado con el transcurso del tiempo una amplia difusión internacional, siendo innumerables los estudios dedicados a su forma de entender la arquitectura. Hoy día es admirado tanto por profesionales como por el público en general: la Sagrada Familia es actualmente uno de los monumentos más visitados de España. Entre 1984 y 2005 siete de sus obras han sido consideradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
”La belleza es el resplandor de la verdad, y como que el arte es belleza, sin verdad no hay arte”. Antoni Gaudí
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